Ningunos de los tele-evangelistas de la época puede ser comparados con Swaggart, los de ahora predican sanidad, mientras que Swaggart! unción y fuego pentecostal!
Los años ochenta el estadounidense Jimmy Swaggart ocupaba la atencion todas las mañanas dominicales de Color Visión con sus excelentes prédicas pentecostales, era un fenómeno, cuando vino a Santo Domingo por primera vez en los años 1987, se llevó el record de ser el que llenara el estadio olímpico Félix Sánchez, todos nos dimos el se dio gran gusto de verlo en vivo y en directo.
1988 fue el año que lo marcó para siempre. Se metió en una pelea de baja estofa con dos colegas -Jim Bakker y Marvin Gorman- y salió mal. “Dios mi salvador, he pecado y pido tu perdón”, dijo en ese entonces Jimmy” Pese de Dios perdona los pecados, los cristianos a veces no y a pesar de todas esas cosas en su hoja de vida, Jimmy sigue de pie con su predicas, que aún se ve en más de 50 países del mundo.
La cifra de telespectadores no se acerca a las que tenía cuando oraba ante audiencias de más de 100 naciones, pero su ministerio goza de buena salud: cuenta con 60 estaciones de radio, un colegio y seminario evangélico en el que se forman los futuros ministros, y mantiene su Centro de Oración en Baton Rouge. Además, la música sigue siendo una gran bendicion: Swaggart es uno de los artistas que registran mayores ventas en el rubro de música gospel, con ventas superiores a las 15 millones de copias en todo el mundo. Durante la última campaña presidencial norteamericana, del 2004. Swaggart irrumpió en el debate sobre los casamientos gays al afirmar por televisión:
“Nunca me he encontrado en mi vida con un hombre con el que me hubiese querido casar. Y voy a ser claro: si alguno me hace una insinuación, lo voy a matar y voy decirle a Dios que se murió”.
La reacción general no se hizo esperar. Una cadena de televisión canadiense que emitió el show debió disculparse ante sus televidentes, y la comisión gubernamental que regula los contenidos de la programación en ese país inició una investigación. El altercado derivó en un pedido de perdón: “Fue un comentario humorístico. No se puede engañar a Dios, es ridículo. Si sonó como un insulto, que creo que no lo fue, ofrezco mi disculpa”, dijo Swaggart, arrepentido. Una vez más. En la Actualidad el Ministerio sigue creciendo, y se esta trasmitiendo en diferentes paises.
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